Helados Rayas - Sevilla, Sevilla

Cris A.

🍦✨ La heladería Rayas tiene una decoración bonita y encantadora que te hace sentir bienvenido al instante. 🌸🎨 La atención es rápida y el personal es muy agradable, lo cual es un gran punto a favor. 😄👋

Sin embargo, debo admitir que el helado no me encantó tanto como esperaba. 🤔 El dulce de leche no tenía ese dulzor que esperas, y el chocolate estaba un poco amargo. 🍫😕 Eso sí, me pedí el helado con trozos de chocolate y eran bastante grandes, lo cual fue un punto positivo. 🍫🍦

El precio es alto para la calidad que tiene. 💸 Para que os hagáis una idea, si vais a Madrid, comparad con Kalua o Patagonia, ¡eso es nivel dios! 🍨👑

No creo que repita, pero seguiré probando otras opciones. 🍨🔍 ¡Espero encontrar el mejor helado en Sevilla! 🌟

rocimarhar P.

Es una pena, porque era mi heladería favorita, una heladería mítica en la ciudad con helados de una calidad excelente y con una fama ya consolidada que le precede, pero que ya no merece. He ido observando a través de varias visitas en distintos meses que se les debe de haber subido la fama a la cabeza porque la subida de precios que ha ido incrementando notablemente desde el año pasado a éste ha sido brutal y bastante notoria; Ha pasado a ser una heladería calidad precio increíble a una heladería con precio para "guiris". Una lástima para los ciudadanos de a pie que eramos fieles a sus helados. El colmo ya ha sido la jugada de cambiar los tamaños para pagar más y poner menos cantidad; Me explico, este sábado he ido a comprar un helado y me encuentro con la desagradable sorpresa que el tamaño pequeño de vaso, ahora es el mediano y el mediano, el grande , con su consecuente subida de precios a favor de ellos, claro, y para colmo han añadido un nuevo tamaño de vasito que antes no existía , de tamaño minúsculo que ha pasado a ser el tamaño pequeño actual, con un maravilloso importe de ,3,80€ e y no llega ni a una bola completa .Señores, no somos tontos , nos damos cuenta de la jugada.No lo recomiendo en absoluto y por supuesto no iré más, y menos después de comparar ese mismo día precios y calidad de otras heladerías del centro de Sevilla y Triana , que presentan una diferencia de entre 0,60 y 0,90€ con el tamaño mediano del rayas.

Manu S.

Heladería de toda la vida en Sevilla.
Sabores tradicionales y de innovación.
El servicio es rápido, atento y profesional.
Está ubicado en centro de Sevilla pero te coge cerca de casi todos los sitios

Antonio A.

No se si serán los mejores de la ciudad aunque tienen bastante fama, lo cierto es que los helados están muy muy buenos, con mucho sabor. A destacar la variedad hay algunos muy típicos de la tierra. Los precios acordes ni baratos ni caros, van desde 3,5€ la tarrina más pequeña, que por cierto va bien servida, hasta tamaños de 1 kilo. A parte de helados también tienen batidos y granizados.

Local pequeño aunque tienen mesas en el exterior.

Maribel V.

La calidad del helado es excepcional, con texturas suaves y cremosas y sabores intensos y auténticos. El personal es amable y atento, siempre dispuesto a ayudarte a elegir el sabor perfecto.

Belen S.

Helados artesanos y de muy buena calidad. Tienes infinidad de sabores para elegir y si no puedes decirte te los dan a probar. Nos gustaron tanto que volvimos al día siguiente. El precio es razonable y la cantidad que te sirven abundante. Tienen varias heladerías repartidas por Sevilla.

Julián E.

Un paraíso para los amantes del helado! Esta heladería es un verdadero tesoro. La variedad de sabores es impresionante, desde los clásicos como el chocolate y la vainilla hasta opciones más únicas y creativas.

Jorge P.

Cuenta con una amplia variedad de sabores. Es un poco caro y no nos terminaron de convencer algunos de los helados que pedimos. Nos decantamos por el sorbete de maracuyá (refrescante y con un sabor muy conseguido), el helado de caramelo (demasiado dulce, lo que llega a resultar empalagoso. Deberían de reducir el nivel del dulzor para conseguir un helado más equilibrado) y el de chocolate blanco con pistacho (la mezcla de sabores era extraña y no terminamos de apreciar ni el pistacho ni el chocolate blanco).